Un indio Aymara boliviano mastica la tradicional hoja de coca, símbolo de su cultura milenaria durante un encuentro en La Paz el 14 de abril de 2009. El gobierno español se ofreció como "mediador" para que Bolivia llegue a un acuerdo en la ONU que permita despenalizar la masticación de coca, práctica milenaria en la región andina, declaró este miércoles a la AFP una fuente diplomática española.
Un indio Aymara boliviano mastica la tradicional hoja de coca, símbolo de su cultura milenaria durante un encuentro en La Paz el 14 de abril de 2009. El gobierno español se ofreció como "mediador" para que Bolivia llegue a un acuerdo en la ONU que permita despenalizar la masticación de coca, práctica milenaria en la región andina, declaró este miércoles a la AFP una fuente diplomática española.
El canciller boliviano, David Choquehuanca, mostró el miércoles su "preocupación" por la movilización de Estados Unidos contra despenalizar el mascado de la hoja de coca, durante una gira europea para aunar apoyos para legalizar en el seno de la ONU esa práctica ancestral.
"Nos preocupa que Estados Unidos haya llamado a formar un bloque de países amigos para objetar la enmienda" que el gobierno boliviano presentó ante las Naciones Unidas para levantar la prohibición del mascado de coca, afirmó Choquehuanca en una entrevista con la AFP en Bruselas.
La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos y el Instituto Transnacional informaron el martes en un comunicado de que Estados Unidos prevé oponerse formalmente esta semana a la enmienda que defiende Bolivia a la Convención de 1961 de la ONU sobre Estupefacientes, que penaliza esa práctica.
Igualmente, Washington llamó a formar un grupo informal de "amigos" de la Convención para alentar a otros países a adoptar la misma postura antes de que el 31 de enero expire el plazo para que los Estados presenten sus objeciones, según la misma nota.
Si ningún país se opusiera, la enmienda boliviana al texto de la ONU sería automáticamente adoptada, al expirar el plazo necesario de 18 meses desde que fue presentada.
Para Choquehuanca, hay países que "están confundiendo" incluso de forma "intencionada" las pretensiones de Bolivia: "No queremos despenalizar la hoja de coca, lo que estamos buscando es que se nos permita el masticado", aseguró, defendiendo el derecho del pueblo boliviano a conservar esa costumbre.
El canciller llegó a Bruselas para entrevistarse con su par belga, Steven Vanackere, tras reunirse en Madrid con su homóloga española, Trinidad Jiménez, y con un alto funcionario de la cancillería francesa en París.
Mientras España ofreció su "mediación" en Europa en favor de la campaña boliviana, Francia "también se mostró de acuerdo", pero indicó que tenía previsto abordar la cuestión en "una reunión el día 26 en Bruselas" en el marco de la Unión Europea (UE), afirmó Choquehuanca.
"En la UE no va a haber una sola posición, aunque no hay ningún país que se haya mostrado hasta ahora en contra", indicó el canciller, explicando que está en contacto con el representante boliviano en la ONU en Nueva York para estar al corriente de cualquier objeción que pueda presentarse de aquí al día 31.
"Confío en que los países no se opongan a que un pueblo quiera practicar y fortalecer su cultura", aseguró Choquehuanca, que el jueves se encontrará en Londres para entrevistarse con Chris Huhne, secretario de Estado británico de Energía, antes de poner fin a su gira europea.
En caso de que Bolivia no logre su propósito a fines de mes, el gobierno de Evo Morales tiene decidido seguir en su empeño.
"Hay mecanismos" contemplados en el seno de la ONU, como la convocatoria de un "grupo de expertos" o de una "conferencia para abrir una discusión" al respecto, indicó el canciller.
La Convención sobre Estupefacientes establece un plazo de 25 años a los países firmantes para prohibir el mascado de la hoja de coca, por su contenido en alcaloides, a partir de los cuales se elabora la cocaína.
Bolivia, cuyo gobierno actual defiende la inocuidad del mascado, ratificó el texto en 1976, por lo que su periodo expiró en 2001.
Según datos de la ONU, en Bolivia hay unas 30.500 hectáreas de cultivo de coca, de las cuales sólo 12.000 son reconocidas como legales para usos tradicionales como masticación, infusión y rituales religiosos andinos.